jueves, 26 de agosto de 2010

Diez y ocho

Estoy persuadido de que así es, en la última media hora me he ido convenciendo de lo que ahora veo como un hecho confirmado en mi cabeza: Hay un mundo allá arriba. Subo reptando por las paredes de madera, me fundo en su triste color y llego a donde la luz no llega. La falta de un remate elegante me deja pasar sin mas tiempo que el necesario para llenar de aire mi pecho, y... allí está. una pulgada y media de finos recuerdos, de calor y lluvias, de gotas coléricas sobre la lámina, es ese mundo en donde hasta las arañas han muerto de tos, aquí el universo es otro, se detiene la arena y todo comienza y termina aquí. No hay nada mas, no cabe nada mas, es perfecto,se contiene a si mismo y no necesita a nadie.

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